viernes, 25 de junio de 2010

Tramos de sabor agridulce.

Que las riendas de la vida están en tus manos es algo que uno empieza a entender más tarde. Cuando acelera y notas el tirón, y agarras o te arrastra. Cuando baja el ritmo tanto que tiras o te paras. Y la velocidad la vas a notar tú, por mucho que haya quienes intenten engañarse con el cuentakilómetros. Porque habrá veces que esta mierda vaya despacio y no te cruces a nadie por la carretera, otras que veas pasar los buenos momentos como los árboles de las cunetas a 180 km/h, otras que sientas todos y cada uno de los baches y otras tantas en las que tengas que entrar reduciendo. Pero siempre habrá tramos, porque hay límites de velocidad, aunque toda restricción está hecha para poder burlarla.

Y también que su sabor siempre será agridulce, en estado natural. Algunos se empeñarán en echar más de un sobre de azúcar y a otros se les irá la mano con la sal, pero cruda sabe agridulce. Y a mi me gusta poco hecha, cuando sabe a de verdad. Y te comerás momentos que te costará tragar y también putas delicias, que igual no te da tiempo ni a saborear.

Pero lo que tienes que tener claro es que cuando puedes ir rápido, sacar la mano por la ventanilla y con la otra agarrar fuerte el volante (y de vez en cuando al copiloto), y, además, al natural te encanta como sabe, dulce, lo que tienes que hacer es Vivir(la).

Y si no, estate atento al desvío. Porque imagínate que se te pasa. Que esto es una autopista, y es muy importante que no se te pase porque estás hablando por el móvil o pensando en otra cosa, que luego es muy difícil volver atrás.




No hay comentarios:

Publicar un comentario