domingo, 9 de octubre de 2011

Home, Heimat, Hogar.

Quizá sea el frío que hace que se me empañen las ventanas, quizá sea el frío lo que hace que se me empañe la vista. Cuando los grados van a menos y el echar de menos va a más, cuando la manta no te da el calor que te dan los que son hogar. Que no es casa, ni es patria, ni está debajo de ningún techo, está en el hueco que forman los abrazos que necesitas en este preciso momento. Los abrazos que abrigan más que cualquier manta, los ojos en los que te sabes en casa, las sonrisas que son refugio.

Será que el frío te hace estar más jodida pero que despierta los sentidos, y todos te hablan de él-los. Y que te escuece en las 1.812 o 1.572 espinas.
Será que las tardes de domingo son tristes en cualquier lugar del mundo.



jueves, 9 de junio de 2011

Vermissen.




Aunque a veces piense que no me queda otra que resignarme a mi perenne nostalgia anticipada, he decidido darme tregua este verano. Huyo de canciones tristes (que "todas hablan de mí..."), de sentimentalismos, de planear futuros, de pormenorizar sentimientos. He decidido que me quedo con el aquí y el ahora, con los vinos y el "nos vemos en los bares", con la brisa levantándome la falda y tú revolviéndome los lunares, con el poco a poco y a ritmo de sur, con las playas y los veraneantes accidentales...y para cuando anuncien el fin de temporada yo ya me habré llenado los bolsillos de caracolas en las que escucharos cualquier tarde gris de Heimweh y Wehmut.

lunes, 25 de abril de 2011

Algo mejor.

Las expectativas no son malas, exigir(se) lleva al cambio, a mejorar. Lo malo es todo lo de las novelas, los cuentos, las aventuras y las películas que nos hemos metido en la cabeza antes de echar a andar. Lo de agarrarse a un clavo ardiendo, creer siendo ateas y esperar y esperar. Y lo de los amores clandestinos, lo de los imposibles, lo de las que no son de nadie, lo de las historias que dejan con la boca abierta y corazón encogido. Dicen que si esta vida fuera feliz, creeríamos que no estamos viviendo la realidad y trataríamos de despertarnos. Algo de eso debe haber en lo de asociar el sufrimiento a lo verdadero y los golpes a aprender. Que nos merecemos la película, el cuento y las aventuras de todas las mujeres que nos conforman y es un revulsivo para seguir caminando. Porque eso lo tenemos claro, el camino. No, nada a seguir. Lo de que vamos andando, juntas. Mientras, iremos dejando bocas abiertas y corazones encogidos. No sé si al final tendremos o no el "péndulo caótico", o "el guerrillero" o un "Pablo", pero si escogen este camino, y apartan piedras y allanan baches, habrá merecido la pena. Y cuando el argumento no dé para más, echamos a correr, que la velocidad despierta.

viernes, 22 de abril de 2011

Que me sabe a libertad.


"Conozco la sonrisa brillante de las mañanas, las tardes melladas, las desdentadas noches. Sé del aullar de gigantes en lumbres de aspa de molino, se del letargo de los sentidos entre el estruendo de monedas, sé del nectar de las bocas y de su aliento en la nuca, sé de las palabras inútiles como bolitas de humo, y de camas deshechas como lienzos desflorados, sé de los bordes cortantes del canto herido, sé de su demencial cordura.

Desconozco, sin embargo, ese rostro, vagamente familiar, que me mira a cada instante desde el espejo."

Kutxi Romero

He perdido la cuenta de los tumbos, pero volver aquí siempre es volver a poner el contador a cero y a mirar con perspectiva, siguiendo el plano de ruta. Y darse cuenta de que cada vez estás más lejos y más cerca, pero que nunca te pierdes de vista si sigues con los pies en la tierra y las raíces.





lunes, 18 de abril de 2011

Mi Cuba.


Mi Cuba es generosa. Te recibe con las manos abiertas, desnudas y casi vacías, pero abiertas. Te quiere con su son y te espera tomando ron. Y no puedes marchar sin más, porque las cosas que dejas en La Habana se quedan para siempre impregnadas en el olor a Malecón, a Santa Clara, a Santiago.

Nunca he estado en Cuba. He viajado mil veces allí, en vivencias, en recuerdos de mi tío y amigos, en los libros que me llegaban, un poco amarillentos, desde la isla. Y eso de escribir las cartas, de las de sobre con ribete azul y rojo, 'Air mail', con él, a aquellas mujeres y sus niñas de uniforme rojo de primaria cubana de las que imaginaba mil historias por aquellas desvencijadas calles de las fotos. Y su Ileana, y aquellas familias de Camagüey que abrían las puertas de sus casas, y los campesinos cubanos en su lucha hermanada. Aprender de Camilo Cienfuegos y saberte 'Lágrimas Negras' y 'Hasta Siempre, Comandante', más o menos, desde que tienes uso de razón. Que desde las paredes de la habitación te observaran los ojos de Ernesto Guevara ('qué guapo, habano suspendido en las comisuras') y pensaras que cuánto de valiente tendría que tener aquel hombre que empujaba ultramar cada enero a tu tío y cuyo nombre aparecía en muchos de los lomos de sus libros. Y aquello de guardar muchos muchos bolígrafos para que ellos escribieran y sentirte, desde tu tierna infancia, muy implicada con la causa. Que entre aquellas paredes del merendero, refugio de algunos pocos idealistas, se debatiera tan pasionalmente sobre comunismo y, tú, permeable como pocas, orejas atentas, te quedaras siempre con aquel 'Hacia atrás ni para tomar impulso, socialismo o muerte, venceremos' y el 'Coca-cola asesina, vino tinto al poder', que ahora te hacen mucha gracia. Y que Sara, con su alegría y aquella sudadera azul, blanca y roja de la selección nacional cubana de gimnasia -o algo así-, sacara a bailar a todo aquel que se prestara cada fiesta. Y mucho mojito de los de verdad, de los que huelen a las veces que no estuviste en La Habana.




Qué ganas de volver, esta vez con los cinco sentidos.


sábado, 16 de abril de 2011

Reconciliación.

Una cabeza en constante ebullición, en continua pelea entre un consciente demasiado exigente y subconsciente muy suyo, un interior lleno de magulladuras...sólo encuentra refugio en efímeros momentos en lugares de paso. Siempre me han gustado los lugares de paso, las estaciones de paso, las edades de paso. Al fin y al cabo son momentos de insegura seguridad, en los que las exigencias no pueden ser inmediatas, en los que estás a salvo porque aún no has llegado, aún no eres lo que "tienes que" ser, en los que aún no es nada definitivo. Hoy, al despertar en esta cama que no sé si es la mía u otra de paso, he pensado en esta incertidumbre que me revuelve a diario últimamente, acabando con cualquier tipo de paz interior, como una tormenta de verano a la que sólo sobreviven los cimientos de mi Yo. He pensado que Valladolid sólo me da calma en estaciones de paso, en su otoño más lleno de niebla y en su primavera más florecida; en lugares de paso de bares que me sacan muchos años y muchas reflexiones. Por eso, voy a salir a la calle, a reconciliarme conmigo al olor de una café, en El Minuto o El Penicilino, que son bálsamo contra los pasos mal dados, trastabillados, los tropiezos acumulados, en esta ciudad que me recoge cuando ya ha amainado la tormenta.

* Foto: Pasaje Gutiérrez, Valladolid. De paso.

viernes, 15 de abril de 2011

Abriles llenos de soles.


Tenemos los vestidos al vuelo y veranos en primavera. Tenemos terrazas y espuma de cerveza. Tenemos la cabeza en las nubes y el futuro nublado. Tenemos nostalgias y esperanza, de lo que no hemos vivido, de lo que esperamos vivir. Tenemos flores moradas, rojas y amarillas y las raíces en Castilla. Tenemos los campos espigándose, el pelo revuelto y la sonrisa despeinada -de ir en contra de los vientos-. No tenemos miedo, pero nos comen los temores en futuro imperfecto. Tenemos la mirada brillante y los latidos desbocados. Nos tenemos, que, al fin y al cabo, es lo importante.



Vuelvo a casa. Allí me esperan mis tres, y mis otras tres, y todos los demás.
Y esos señores a los que cada vez echo más de menos, será que cada vez voy pensando más parecido. Que Valladolid se vista de terrazas sin licencia y Amusquillo de verde que te quiero verde, mis campos de Castilla.

sábado, 19 de marzo de 2011

Tacto.


Hubo un tiempo en que intentó entender todas las cosas por medio de su razón, pero ese período de racionalismo hacía tiempo que ya había pasado. Desde entonces, había construido una filosofía anti-racionalista, una especie de hedonismo extremo que veía en el erotismo el Ding an sich, y en la razón la etapa más inferior del ser, la entropía que conduce a la muerte absoluta.
"The seance", Isaac Bashevis Singer.


viernes, 25 de febrero de 2011

A la luz del Lorenzo.




A este febrero le han entrado ganas de primavera. Ha plantado camas en las terrazas para siestas improvisadas, se bebe las cervezas al raso de las no estrellas del cielo de Madrid y descorcha botellas de vino en las azoteas del pasado. Viene alterando la sangre, revolucionando los muelles de los colchones, despertando apetitos. Empieza las mañanas "como nuevo" y sale a que le de el sol en la cara tarareando canciones. Despierta optimismo y enciende rebeldía. Y, sobre todo, necesita muy poco para ponerse la sonrisa.

miércoles, 16 de febrero de 2011

La pequeña primavera de febrero.

"...- El cielo, sobre todo el cielo- le respondió aquella misma tarde, cuando se le ocurrió preguntárselo por fin y le escuchó enhebrar un argumento tras otro sin vacilar, como si hubiera dedicado cada día de los últimos treinta y siete años de su vida a memorizar en secreto aquella lección-. La luz de las mañanas de invierno, ese aire fino, tan seco que te corta la cara y te despierta por dentro. El agua del grifo, que sabe mejor aquí que el agua mineral de cualquier otra parte. La primavera de febrero, aunque siempre sea tan corta, y tan tramposa, aunque no dure nada, diez días, como mucho quince, pero esa alegría de salir a la calle a tomar el sol, sin paraguas, sin abrigo y las aceras de repente llenas de terrazas, como si el destino hubiera decidido perdonarnos el frío sin motivo...-la miró, sonrió, movió la cabeza como si ni siquera él estuviera seguro de lo que iba a decir-.
Me he acordado mucho de los febreros de Madrid, ¿sabes?..."

Cuando vuelve la lluvia ya te has acostumbrado otra vez al calor.

viernes, 4 de febrero de 2011

Las respuestas regresan a morir a sus preguntas.




Cuando alguien le pregunta
qué aprendió en esos años, siempre dice:
- Es sencillo:
la palabra distancia cambia con los kilómetros
y la palabra amor
con las heridas.


"[...]
Los abismos sin vértigo.
La luz sin quemaduras.
La pasión que es un tigre que salta un aro en llamas.
Las mentiras hermosas como camaleones
que fingen el color de la verdad.

[...]
Las sábanas que llevan a calabozos blancos.
Los triunfos que consisten en sumar dos derrotas.
La lealtad con heridas.
La paz con cuchillos.
El corazón que exige una balanza."

viernes, 28 de enero de 2011

Sabor añejo diluido en niebla.

Me sabe añejo, por los años pasados. Ratos compartidos desde hace tanto, de tanto en cuanto, con vosotras. Desde la ternura y la inocencia de nuestras infancias al cariño de nuestros reencuentros con la picardía de la juventud. Añejo también por el aroma desprendido por los lugares de esta noche. A jazz del de siempre entremezclado con Dire Straits, entre vinilos y saxofones, miradas de la experiencia y ritmo de cockteleras en el Herminios Jazz, primer puerto en el que varamos. Las callejuelas de detrás de la Catedral, que parecían hoy difuminadas por un hábil pintor de carboncillo, nos guiaron hasta la guarida de los años de resistencia, que parecen haberse despedido hace tiempo de la ciudad pero aguantan el tipo en pequeños huecos. El largo adiós, nunca mejor dicho. Mudas cajas registradoras sacadas de otra época, entre ojos arrugados y savia nueva, embrujan este coqueto bar. Rastas y calvas, sonrisas cansadas y miradas vehementes, bajo los ojos de los grandes de las palabras, que atentos llevan la cuenta de las cervezas de los que ya han olvidado cómo salir de allí. Un camino ya aprendido nos guía hasta el siguiente puerto, en el que es fácil encallar. Como caracoles ascendemos por su interior, rescatando en los escalones la sonrisa de algún náufrago que da ganas de tirarse al mar, para que no se ahoguen los besos en bocas como esas. Porque el nombre lo dice todo: La española cuando besa… Seguimos navegando, en un mar de extractos del de Castilla, por la cebada y las palabras, tan de la tierra, tan entrañables. Sonaba a flores de las que desatan la lengua y el brillo de los ojos y sabía a risas y a confesiones. No hay prisa, sólo iba a ser un rato. Y al final, desandar mis pasos entre el gris del invierno, con el frío cortante contra mi cara y el humo de la niebla envolviendo mis nostalgias en un leve papel de regalo. Valladolid me estaba esperando para que siguiera descubriéndola, pese a los años en ella, con ojos curiosos.

Valladolid, diciembre 2009.


Ciudades dormidas en el tiempo, que diría Lorenzo. Volver a provincias.

Miles Davis – All Blues

Vivir su vida


Hay que prestarse a los demás y darse a uno mismo.
Vivre sa vie, Jean-Luc Godard.






jueves, 27 de enero de 2011

Love burns.


La insolencia de la excesiva intimidad. Lo irreverente de las miradas táctiles. La procaz necesidad de lo carnal, el tú conmigo para que yo y el yo contigo para que tú. El atrevimiento de lo que no necesita de permisos.



Dos personas en una cama: claustrofobia y agorafobia al mismo tiempo.
Nine Songs, Michael Winterbottom.

El análisis de nueve orgasmos entre nueve conciertos, de sexo explícito, cotidiano y sin guión, aunque sea desde la perspectiva de los estudios fílmicos y con una distancia académica y teórica, me parece de lo más excitante de este nuevo cuatrimestre.

miércoles, 26 de enero de 2011

Todas las ciudades.





Hay tardes de invierno en las que piensas que todas las ciudades son una. Que los cines siguen vivos, que queremos seguir pagando -lo razonable- por viajar sentados en la butaca del Cine Doré. Que Entre dos aguas te va a emocionar en Oviedo, Barcelona o Sevilla, que los amores incompletos son los únicos que pueden ser románticos si la sangre hierve allí donde vayas, que Woody Allen puede conocer el concepto España aunque Vicky y Cristina sólo sean las típicas "turistas de postal". Hay días de sol de enero en los que Lavapiés se viste de corralas de ropa tendida y luces encendidas desde la azotea de un edificio de capas de ladrillo anacrónicas en las que el gas no prende y los cigarrillos los consume el viento helado. Hay momentos en los que te topas sin querer con Berlín en Embajadores, con la Tacheles en Madrid o con todo el mundo dentro de una gran fábrica desvencijada y crees que quizá al ser humano aún le quede una fachada sin lucir, desnuda, en la que perviven gestos de altruismo y solidaridad. Te pierdes en recovecos de mil pequeñas iniciativas de más cultura popular, del pueblo para el pueblo, sin dueños ni inversiones, y crees que lo desbaratado conserva mejor ese sabor genuino (a viejo) de lo que no ha querido ponerse precio.

Y entonces subes hasta Atocha, te sientas en el tren que acerca las lejanías de la periferia y piensas que Madrid es todas las ciudades.


lunes, 17 de enero de 2011





Quique Gonzalez – Personal

Es personal, no te voy a mentir.
No te voy a mentir porque me sabes demasiado. Porque ya me encargo yo de que mis frases me desnuden, para que no tengas ni que molestarte en buscarme cremalleras y botones. No voy a mentirme, porque nunca he sabido de hipocresía para conmigo misma. No he cambiado los sudores de las sábanas, no me he atrevido a tirar los telegramas que me pegabas en la ventana, mis libros aún se duelen de las marcas de tus mañanas.

lunes, 10 de enero de 2011

Decisión.

De repente las cosas cambian. Lo perfecto ahora es lo prohibido. Café y cigarro, copa en la mano izquierda y Camel en la derecha. Smoking points o "¿salimos a fumar un cigarro?". Todo lo que empezó por unos pitillos en aquel pasillo duró muchas caladas. Nicotina contra la soledad y contra el frío del invierno. ¿Y ahora...? Qué paradoja. Casi impuestos vuelven el frío, el invierno y la soledad. Y yo no he podido ni decidir. No voy a dejar de fumar, este año no. Me da igual que me haga daño. De lo otro también me advirtieron, pero era más placentero seguir fumando.

Al lugar donde has sido feliz...


Elogio de lo irreparable

Sé involuntaria. Sé febril. Olvida
sobre la cama hasta tu propio idioma.
No pidas. No preguntes. Arrebata y exige.
Sé una perra. Sé una alimaña.

Resuella busca abrasa brama gime.
Atérrate, mete la mano en el abismo.
Remueve tu deseo como una herida fresca.
Piensa o musita o grita «¡Venganza!»

Sé una perdida, mi amor, una perdida.
En el amor no existe
lo verdadero sin lo irreparable.

Félix Grande