porque ya es muy suya.
Y con embargos,
bloqueos, o ayuda,
su corazón trabaja
en cooperativa
(aunque en la caja
los números bailen).
Sus sonrisas,
voluntarias,
se regalan
(aun cuando no sobran
ni por activa
ni por pasiva).
Y sus pasiones,
sus divisas
(sin horizontes),
no las subasta,
las cambia
por noches encendidas
de las que nunca se gastan.
Porque donde pone el fuego,
pone la vida.